Remitido por Antonio Cervantes (con la colaboración de Pepa Guerrero)
El
pasado día 19 de octubre, horas antes de nuestro almuerzo, tuve un amable
intercambio de mensajes con Pepa Guerrero y, entre otras cosas, comentamos las
bondades de esta Décima promoción de Biología. Fueron muchas horas compartidas
y ahora, que tendemos a la nostalgia serena, es momento de valorar todo lo
positivo que nos dejó nuestra experiencia.
Reflexionando
un poco sobre lo que nuestra promoción pudiera tener de especial, habría que
comenzar por decir que en los primeros meses de nuestra andadura finalizó la
Dictadura y que a lo largo de nuestros años estudiantiles pudimos ser testigos
de algunos hechos que marcaron el comienzo de una nueva era en la historia de
España: el inicio de la monarquía, el referéndum, las primeras elecciones y,
diez días después, la primera Copa del Rey ganada por el Betis; y, finalmente,
la Constitución de 1978. Además, inventamos EL DIA DE LA PRIMAVERA. ¡Ahí es
nada lo que hemos vivido juntos!
Ya
durante la primera celebración, la de los 20 años en Robles Aljarafe, a la que
asistimos en buen número, quedó patente lo de que “20 años no es nada”, ya que
aquello se prolongó hasta casi la medianoche. Parecía que nunca hubiéramos
dejado de vernos. Me imagino que en aquella ocasión algún cenizo (o ceniza)
pensaría que aquello no era sino un episodio más de la típica exaltación
“post-copas” de la amistad. Las citas
posteriores (incluidas las COMBOCATORIAS) se encargaron de disipar cualquier
duda al respecto. Había madera.
Más
adelante, hemos sido parte activa de una sociedad que ha superado los complejos
de otros tiempos y hemos contribuido a que, hoy día, nuestro país sea una
referencia positiva para todos aquellos que en el pasado nos trataban con la
condescendencia típica del que se cree mejor. Estamos sin duda en el pelotón de
cabeza, aunque hay aún mucho trabajo pendiente. Ahí está nuestro granito de
arena como científicos, docentes, empresarios y artífices de muchas otras
tareas.
En
definitiva, produce alegría y satisfacción ver que, a pesar de que casi siempre
el destino tiende a separarnos más que a unirnos, cada vez que nos vemos
tenemos una infinidad de cosas que decirnos y la celebración se nos queda
siempre corta. Incluso entre compañeros que por una u otra razón no se dejaban
ver demasiado durante los años de facultad, se observa que el diálogo fluye. De
ahí que, personalmente, considere una iniciativa muy acertada el que nos veamos
cada año en los albores de la primavera. Este blog nos ayudará ciertamente a
coordinarnos mejor.
Quisiera,
finalmente, recordar a los compañeros, queridos, que desgraciadamente ya no
están entre nosotros: Mari Carmen Carrascal, Manolo Navarro, Luis Paladini,
José Mª de los Reyes, Mª Victoria Ruiz, Mª Luisa Tena. Estoy seguro de que, de
seguir entre nosotros, hubieran participado en las conversaciones tan
entrañables que tuvimos el otro día en Robles Placentines.
Y
que nos quede claro a todos: La Décima fue una añada excepcional.
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