sábado, 21 de marzo de 2020

Días sin agenda

   Queridos amigos y colegas: estoy con Juan Mena y con los que se han manifestado en el sentido de que pongamos en común las noticias de índole científica que nos lleguen por medios fiables, y, sobre todo, las que podáis aportar los que estáis en la investigación.
   Y, para empezar, me atrevo a mandaros el siguiente texto.
   Aprovecho para desearos a todos una reclusión lo menos dolosa posible de la que, incluso, seamos capaces de sacar provecho.
   También quiero dar las gracias -yo no tengo Facebook- a todos los que ponen su ingenio, su creatividad y su gracia a sacarnos sonrisas y algunas risas en estos días sin agenda ni calendario.

Días sin agenda
            Hoy me he dispuesto a dedicar este día de regalo forzoso a leer lo que me va llegando de índole “científica” referente a Covid 19; y lo pongo entrecomillado porque, la mayoría de las veces, lo que llega no tiene nada que ver con la Ciencia.
            Acabo de leer el artículo que nos manda Carlos R. Zarco y, aunque casi siempre rechazo lo de índole supuestamente ecológica porque con frecuencia no tienen nada de ecología y sí mucho de ideología y demagogia, tengo que reconocer que este me ha gustado, por lo que voy a explicar.
            Antes de leerlo he indagado sobre su autora, Sonia Shah, de quien no tengo el gusto de tener ninguna referencia. Resulta que es periodista (uffff), y  tiene un BA en periodismo, Filosofía (uff) y Neurociencia (algo es algo), pero -y me hace mucha gracia- dice que vive con un “ecologista molecular”, con el que tiene dos hijos, cuyos nombres hasta aparecen.
            Bueno, dejando su cv en sordina, os digo que el artículo me ha gustado y paso a hacer un breve resumen de su contenido.
            Comienza con una pregunta de gran calado: ¿Por qué las pandemias se suceden a un ritmo cada vez mayor? Y a continuación da la respuesta, clara y contundente: por la destrucción acelerada de los hábitats.
            Pasa después a enumerar algunos de los virus que han “saltado entre especies” (explicando en qué consiste ese salto), como el VIH, EBOLA, ZIKA o COVID 19, y cita y argumenta las intervenciones humanas que los han forzado a abandonar a sus huéspedes naturales e invadir a otras especies, la nuestra entre ellas.
            Estas actuaciones son:
-       La deforestación
-       La industrialización desenfrenada
-       La urbanización invasiva
            Explica cómo estas intervenciones han llevado a organismos patógenos que vivían con sus huéspedes a buscar su sustento en otros lugares, donde han chocado con el hombre y han permitido que sus patógenos fluyan de uno a otro. Aquí expone algunas medidas de carácter político y social, con fundamentos biológicos, que podrían contribuir a frenar estos procesos.
            También comenta, entre otros ejemplos, cómo la producción masiva de carne para alimentación humana favorece el amontonamiento de individuos y el mal almacenamiento de sus restos y excrementos, lo que también actúa en el mismo sentido, aparte de las consecuencias contaminantes.
            Cita eventos sociales, como la expansión colonialista en África, a la que atribuye la causa probable del salto que dio a humanos el lentivirus del macaco, que mutó a VIH.
            Me gusta que acabe diciendo que estos saltos en la naturaleza no son nuevos, sino que vienen ocurriendo desde el Neolítico y concluye con la frase del epidemiólogo Larry Brilliant: “la emergencia del virus es inevitable, pero no las epidemias”.

Remitido por Pepa Guerrero

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